miércoles, 2 de noviembre de 2011

La misma imagen del horror

Aquello era la misma imagen del horror:  las costras de sangre marrón colgando del pelo enmarañado, las cabezas arrancadas sonriendo a todos y a nadie, los puños crispados que señalaban hacia el cielo, los miembros sueltos que alguien había encajado torpemente en otros cuerpos , los intestinos brotando de los vientres rajados...La segunda noche, en una pausa de la batalla, Niccolini le puso al frente de un brigadilla y le ordenó descolgar de unos árboles los cadáveres mutilados de unos milicianos. Los cuerpos estaban ya rígidos, con la piel azulada y las caras deformes, los ojos rezumando un líquido amarillento que formaba una costra en la mejilla.Antes de decolgarlos, los soldados se entretuvieron  columpiándolos con una estaca...


Dientes de leche . Ignacio Martínez Pisón